sábado, 24 de julio de 2010

Etapa 1: LEON-PONFERRADA (16-8-09)

Total Km etapa: 114,350 km
Vel Max: 69,20 km/h
Vel Med: 17,50 km/h
Tiempo: 6:28: 00 h
Tiempo total: 11:00:30 h ( 8:30-19:30)

El día amanece nublado, el despertador no sonó lo suficiente para despertarme a las 7 como era mi intención, menos mal que los de la habitación de al lado llegaron a las 8 de marcha y me despertaron, y al final empiezo la etapa a las 8:30 de la mañana.

Sigo las conchas de bronce incrustadas en el pavimento desde la catedral, y tras cruzar el puente del rió Besnega voy dirección a Trobajo del Camino; la lluvia empieza a hacer acto de presencia, para informarme que el camino no iba a ser nada fácil....

La lluvia no era intensa y decido no tapar las alforjas ni ponerme el chubasquero mas bien refresca que moja, y en breves instantes la lluvia cesa.


Es facil guiarse, las señales estan por todos los lados, arboles, aceras, señales de trafico etc, y si dudas lebantas la cabeza y veras peregrinos andando por delante.

El siguiente pueblo es Virgen del Camino, tras pasarlo cojo un camino de tierra y me dirijo hasta Villar de Mazarife y voy alternando entre caminos y carreteras de asfalto, salgo de Villar y transcurro por un gran camino donde como no, pincho la rueda delantera, y arreglo el pinchazo, ya que solo dispongo de una camara de repuesto (por aligerar peso)  y no quería usarla aún.

Continuo la ruta hasta Villandangos del Páramo, San Martín del Camino y Orbigo, hasta llegar al famoso puente del Paso Honroso, puente medieval enclavado en una antigua calzada romana del siglo XIII, que según cuenta la leyenda: Don Suero de Quiñones, mítico personaje de estas tierras, propuso al rey unas justas sobre el puente, implicando en ellas a todos aquellos que se encontraban en peregrinación a Santiago, con la finalidad de romper 300 lanzas así librarse de la argolla de hierro que atenazaba su cuello en penitencia por el amor a su dama. El caballero que se negase a luchar, debía depositar su guante en señal de cobardía y atravesar el río vadeandolo.



                                                          Puente Romano río Horbigo

Hago las fotos de rigor, paso Hospital de Orbigo, Villares de Orbigo, cojo un camino de gravilla y ¡¡zas¡¡¡ la rueda delantera da un soplido y la rueda piede todo su aire en un abrir y cerrar de ojos, el sol atizaba, los árboles habían desaparecido, ni una sombra donde cobijarse, quito la cubierta y observo que la cámara esta rajada por la válbula  y no tiene arreglo, pongo la cubierta que llevaba de repuesto, esperando que no vuelva a romper la cámara ya que no llevo ninguna mas.

Mientras estaba inflando la rueda pasa Paco el que seria mi compañero hasta Santiago mas adelante y me ofrece su ayuda, ya lo tenia casi resuelto por lo que se lo agradezco y el prosigue el camino.

Continuo mi camino una vez solucionado y en lo alto de la ladera se divisa Astorga con una vista impresionante de toda la ciudad, y tras una fuerte bajada y pasar San Justo de la Vega comienza un fuerte ascenso hasta llegar a la entrada de Astorga.

En ella veo los monumentos mas importantes, sello en la oficina de Turismo y almuerzo mis barritas energéticas junto con un poco de fruta y una botella de Isostar del chiringuito de la plaza.


                                                    Ayuntamiento Astorga.

A partir de aquí los paramos y largas llanuras desaparecen para transformarse en un perfil montañoso que son los Montes de León.

Atravieso el pueblo de Castillo de Polvazares, Murias de Rechivaldo, el ascenso cada vez se va haciendo mas constante, paso por Santa Catalina de Somoza hasta llegar al pueblo de el Ganso donde mi rueda delantera veo que esta casi desinflada. Hago la parada obligatoria a la casa de Margarita, madre de Angel el pescadero de la galería de mi suegro donde el acogimiento que recibo abunda por generosidad, tras la comida que me invitan salimos a tomar una cervecita bien fría sin alcohol a un bar del pueblo y posteriormente me enseña el pueblo, seguidamente me lleva a un garaje con su cuñado donde le quitan la cámara de la rueda a una bicicleta de montaña que ellos tenían para que la llevara de repuesto.


                                                                   Palacio de Gaudi.

Inflé la rueda ya que era un poro y no se veía el pinchazo y proseguí camino sin no antes agradecer el gesto tan generoso de Angel y su familia, en dirección a los montes de León donde una leve lluvia vuelve para refrescarme 2 minutos, como si fuera a avisarme que el calor que se aproximaba mientras subiera el puerto me iba a venir muy bien.

Llego a Rabanal del Camino, pueblo encantador en pleno comienzo del ascenso, y la rueda delantera esta casi desinflada de nuevo, coincido de nuevo con Paco el valenciano de Sagunto, y me comenta lo de mi rueda pinchada de nuevo a lo que le contexto: "es pinchar y aparecer tu con tu bomba para inflarla"; me ayuda con el pinchazo y tras un largo rato de agradable conversación decidimos continuar la etapa juntos ya que el punto final de la etapa iba a ser el mismo para ambos.

 
                                                              Murias de Rechivaldo.

Salimos juntos de Rabanal del Camino y empieza un fuerte ascenso a través de caminos a derecha e izquierda en dirección a la cruz del hierro, algunas rampas te tienes que bajar de la bicicleta porque es imposible subirlas porque la rueda trasera patina de la pendiente que tiene, atravesamos el pueblo abandonado de Fuencebadón, donde hacemos una ultima parada para reponer fuerzas con mis barritas

Continuamos con la subida que se va haciendo mas dura según avanzamos, las rampas mas largas y con pendientes mas pronunciadas, por lo que aprieto los dientes, bajo el desarrollo del cambio de la bici hasta el molinillo, (plato pequeño piñón grande) agacho la cabeza y a dar el ultimo apretón a las piernas, hasta que por fin levanto la cabeza y a poco mas de 200 m. diviso la Cruz del Hierro y subo lo que me quedaba de puerto como si no existiera a pesar de la dureza de ese ultimo tramo final; las lágrimas invaden mis ojos, el primer objetivo estaba cumplido: escalar la cruz del ferro de 1495 m. de altitud.


Siguiendo la tradición de todos los peregrinos, deposito la piedra que mi hija Natalia me decoró en Madrid con su nombre para pedir protección al Santo durante el camino.



Realizo las fotos pertinentes y continuamos hasta Manjarín que es un pueblo abandonado donde se encuentra Tomás que es hospitalero muy peculiar y como dice el, es el ultimo de la orden de los templarios. Paramos para charlar con el y tras la agradable charla proseguimos la siguiente subida hasta la cota máxima de altitud 1528 m del alto de Manjarín y tras descender pasando por los pueblos de El Acebo, Riegos de Ambros de enorme belleza con sus antiguas casa con balcones de madera y piedra proseguimos por un barranco y un puente románico hasta Molinaseca y 8 km mas adelante llegamos a través del valle del Bierzo a Ponferrada.

El Albergue es un edificio muy bonito, llegamos a el y nos informan que esta completo, eran las 7:30 de la tarde y las piernas no daban para mas, y nos ofrecen dormir en colchonetas dentro del albergue pero a techo descubierto a no ser que lloviera por la noche y nos transladarian a la capilla.



                                                                Albergue de Ponferrada.

Dejamos las bicis en el lugar destinado para ellas y me doy una ducha que me sabe a gloria, después de casi 115 km en las piernas el descanso y la ducha era fundamental.
Hago la colada, la tiendo y nos vamos a cenar para reponer energías. Durante el trayecto en busca del restaurante coincidimos con José Ignacio de Pamplona que empezó el camino desde Roncesvalles a pie el 26 de Julio por lo que llevaba 3 semanas ya caminando a sus 67 años de edad. Pasamos un buen rato cenando los 3 juntos mientras devorabamos un gran churrasco de ternera.



                                                          Bicicletas en el Albergue.

José Ignacio iba cojo de los tobillos, los tenia muy hinchados y en el albergue le doy un masaje con mi pomada radio salil y le descansan bastante, cosa que no se cansaría de agradecerme incluso al día siguiente cuando coincidimos con el durante el camino.

Cojo mi colchoneta, y bajo las estrellas la pongo en el suelo, sobre ella mi saco de dormir y la esterilla como almohada debajo del saco, y a las 10 cuando apagan las luces todo el mundo reza una oración para que no lloviera esa noche.

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